miércoles, 5 de septiembre de 2018

La centrifugadora de mierda

Una vez conocí a una centrifugadora que era artista. Sí, toda una novedad, imagínense...
Sus obras eran lienzos cubiertos de enormes manchas de colores.
Me propuso ser modelo para un bodypainting. Nos hicimos amigas.
Cuando me acerqué noté que algo olía mal.
Resultó ser que la centrifugadora desparramaba mierda coloreada con pigmentos.
Hasta ahora persiste en mi piel el hedor. Yo sigo lavándome.