domingo, 20 de noviembre de 2016

Pasar

Quiero y no quiero
busco
un aire negro un cieno
relampagueante
un alto
una hora absoluta
mía ya para siempre.

Quiero y no quiero
espero
y no
y desespero
y por veces aparto
con todo olvido todo abandono toda
felicidad
ese día completo
esa huida ese más
ese desdén entero
esa destituida instancia
ese vacío
más allá del amor
de su precario don
de su no
de su olvido
esa puerta sin par
el solo paraíso.

Quiero y no quiero
quiero
quiero sí y cómo quiero
dejarlo estar así
olvidar para siempre
darme vuelta
pasar
no sonreír
salirme
en una fiesta grave
en una dura luz
en un aire cerrado
en un hondo compás
en una invulnerable
terminada figura.

Idea Vilariño

domingo, 25 de septiembre de 2016

Equilibrio

Hoy me dejé curar por otras manos
Confié
Cerré los ojos y abrí esa parte de mi que oculto
Sin miedo, confié
Sin certezas, confié
Ella me miraba con calma de mar nocturno
En la habitación se perdían el tiempo y las distancias
Entendía mi sarcasmo, confié
Me recibió con mi desórden, confié.

sábado, 3 de septiembre de 2016

La esperanza

"Caviloso, aceptando a disgusto el regreso de la fe, rebelándose tíbiamente contra la sensación de amparo..." Onetti, El Astillero.

Es el olor a libro viejo el que me lleva. Es la esperanza de volver a encontrar un lugar tibio para mi, en donde pueda estar un tiempo resguardada del resto y del afuera. Son las ganas de volver a escribir que me envuelven en oleadas tímidas pero insistentes. Es ese quiero-y-no-quiero que repito. Decidiendo sin decidirme; dejándome llevar. Esa facilidad con la que me dejo arrastrar, esa facilidad que me fascina porque es tan parte de mi que es hermosa. Y porque me conecta con personas hermosas; por eso también me vuelven las ganas de escribir, porque ¿cómo no contar lo que veo? ¡Si es magia!

domingo, 21 de agosto de 2016

La guerrera

Ese día la vi tan rota ¡¿cómo no me había dado cuenta antes?! Yo siempre la había visto como una guerrera, con su mirada de fuego y sus trenzas negras; con su determinación, impulsiva e imponente.
Ese día la vi tan triste, cansada de enfrentar todo, tal vez cansada de tener que enfrentarlo sola, creyendo que estaba acompañada. No lo sé, se mueve en mundos que desconozco, siempre ha sido un misterio para mi.
Pero ese día la vi clara, transparente, casi invisible. Sosteniéndose con su sola voluntad de existir, siendo tan ella que incluso en esa oscuridad feroz, brillaba.

Y la vi fuerte pero estaba perdiendo. Hubiese querido convertirme en escudo y que otra se convirtiese en lanza, darle algo para salir viva de eso. Creo que un poco fui escudo y otro poco fueron lanza aunque es su propia batalla y pelea solo por ella, quisimos hacerle saber que también peleaba por nosotras.


[para Tefa]

Lu

jueves, 28 de julio de 2016

Sin bandera

He llevado la culpa como estandarte.
Me he definido por ella toda mi vida.
Y ha definido mi vida.
La culpa ha sido mi piel y mis ojos.
Ha sido mi verdad y mis pies.
Mi atea culpa me ha acompañado por mucho tiempo.

Ahora solo quedan girones de esa mi-alguna-vez-bandera.
La he prendido fuego.
La he mordido, la he meado.
Le he gritado hasta cansarme.
Me he quemado con ella.
Me he roto con ella.
Al arrancarla de mi piel, se ha llevado algunos de mis pedazos.

Y mis ojos empiezan a ver sin sus cataratas de vergüenza.
Y mis manos empiezan a hacer sin el peso del juicio.
Y mi lengua y mi concha piden sin medirse.
Y mi piel se reconstruye ahora con otras materias.

lunes, 9 de mayo de 2016

Mujeres-cueva

He aprendido que una de mis mejores capacidades es la de perderme.
Dejarme ir en alguien más.
Siempre le he tenido miedo a no volver a encontrarme, a dejar de ser yo misma en ese otro.
Pero ahora me siento más entera,
ahora sé que puedo volver.

Por eso me gustan las mujeres que se exploran, que son como cuevas a donde una llega atraída por su silencio.
Esas en las que una se puede adentrar en sus misterios
sin descifrarlos, sin deshacerlos,
rozando las paredes húmedas
en las tinieblas
escuchando su música interna
gotas
pasos
y silencio.
Esas que te permiten ir profundo
sin guía, con el riesgo de caer,
llegar a su oscuridad más intensa
con los ojos bien abiertos
sin ver
solo sintiendo
eso que tienen para convidar.