Estoy caminando por La Plata,
buscando sacar algún peso
-de la cabeza, que no quiere darme tregua y del cajero, que no quiere darme guita-.
Entro a la librería
-me atraen los libros de gates en la vidriera
pero salgo con casilda-
me acuerdo de tus ojos de gata,
penetrantes cuando callás,
inocentes cuando sonreís.
Me pierdo.
La plaza es hacia el otro lado
y el Vértigo me inunda otra vez.
Estoy caminando por La Plata,
no me fuí
y me pregunto si me iré cuando me vaya.
Cuento pañuelos verdes y violetas
-un promedio de 3 por cuadra-
creo que nunca había visto tanta gente
en la misma gozadera.
Intenso encuentro compartido;
bailar contigo, seducirnos, jugar.
Jugar siempre.
Las reglas sobre la mesa
y los miedos al sobre.
Estoy caminando por La Plata,
confié en que iba a llegar
aunque no imaginaba a dónde.
La llovizna me moja los lentes
-¿parará esta lluvia?-
tengo el corazón y la chabomba inundados.
La cabeza volando en algún tono de tu respiración jadeante mientras canto
-porque me gusta compartirte mis gemidos-
el dolor de los pezones me vuelve a tierra:
Estoy acá, ahora: Volver.
Encontrarme en el encuentro
y encontrarnos.
La Plata - Octubre 2019
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