Ajeno

Este espacio que siento ajeno es mi cuerpo.

Este cuerpo responde por mí sin preguntarme, sin pedirme opinión. Soy mujer porque tengo vulva y vagina pero no son de todo mías. Mi vagina es más fácil de ignorar porque no la veo; está ahí y de vez en cuando me lo hace saber pero eso es bastante fácil de asimilar. La menstruación es solo eso, no tengo que hacer mucho para sobrellevarla.

Con mi vulva es otra cosa, ella está más presente, está más cerca. A través de ella debo pasar necesariamente si quiero tener sexo, aún si no la toco está ahí y me lo hace saber.

Pero yo no la siento mía, es una cosa que están ahí simplemente está  puesta ahí.

Alguna vez me he atrevido a explorarla, alguna vez me he atrevido a enfrentarme a ella y es un alivio, saber que estoy entera, que en realidad es una ilusión el sentir que soy un puzzle con partes de otro pero ese desahogo dura poco y siempre termino volviendo, por comodidad o por automatismo o vaya uno a saber por qué, a sentir que tengo entre las piernas solo un racimo de algas que dejó la marea en mi costa.

No tengo costumbre de verme desnuda en el espejo, me incomoda un poco. Cuando lo hago tengo que asimilarlo lentamente, ir de a poco.

Mi cuerpo es algo que visto, algo que lavo, algo que uso. 

A veces todavía lo siento ajeno.